No creo posible que mi escasa pero inquieta
imaginación sea capaz de idear ninguna acción rebuscada y conspiranoica, maquiavélica, ni siquiera paranoica,
para eso ya está el eurodiputado europeo
de “Iniciativa Els Verds” catalán, al que se ha sumado, como no, el Consejero de
Interior catalán, que también ve indicios de un ataque aéreo español a
Cataluña. Pues nada, a falta de confirmación oficial por parte del Gobierno
español, los iluminados a lo suyo. Es una frivolidad demagógica, pero
permítaseme la licencia con el único ánimo de ironizar.

Pues hete a mí comentándolo con mi hija,
que ya hace algún tiempo que me ha adelantado prudentemente en conocimientos
por la derecha, y sin poner el intermitente, a tal velocidad que no la he visto
ni pasar, sólo he reparado en ello cuando ya estaba delante de mí, pero ha
utilizado la sutileza necesaria para mantener un invisible nexo de unión que no
me dejarme tirado, echando mano de una sublime modestia. Resulta que ella hizo
un trabajo sobre dicho libro en segundo de carrera y además me cuenta que
existe una versión del libro en la que vienen reflejadas anotaciones de puño y
letra del mismísimo Napoleón. No es la versión que ella cogió de su librería y
me mostró, preguntándome:
-
¿Quieres
leerlo?
-
Claro, tengo
curiosidad –le contesté-.
Después de dármelas de instruido no iba a
permitir que mi escaso orgullo sufriera el más mínimo quebranto.
Reconozco que hasta el momento no sabía
nada del personaje, tan solo que cuando una acción o pretensión se cuaja de
forma rebuscada o retorcida, se dice de ella que es maquiavélica. Desconozco el motivo, pero indagaré.
No sé como me llevaré con “El Príncipe”,
hasta ahora sólo me ha dado tiempo a averiguar que el propósito principal del
autor fue “incidir y actuar sobre la situación de crisis para efectuar una
mutación en la forma de hacer política en Italia que regenerara la antigua virtú” (considerada como la capacidad
subjetiva para aprovechar las oportunidades que se nos presentan o salir del
paso de las circunstancias desfavorables que pueda haber producido la fortuna, que sería la que condiciona
parte de nuestro margen de acción, de nuestros cursos de elección, porque no
podemos controlar todas las circunstancias externas y las condiciones objetivas
que nos envuelven y que son independientes de nosotros). ¿Les suena de algo?
Su teoría se caracteriza por la aparición
del Estado moderno, en donde las nuevas monarquías europeas dirimen sus
pretensiones a la hegemonía militar europea, basándose en la unificación del
cuerpo social en torno al soberano, de la configuración de una administración
centralizada y, sobre todo, de la formación de un ejército directamente a las
órdenes del monarca.
La crisis la tenemos, el monarca también,
incluso el ejército se puso a las órdenes del monarca el 23-F de mil
novecientos ochenta y uno; y a día de hoy, el Rey, sigue siendo Capitán General
de todos los ejércitos, tierra, mar y aire. Falla un poco la total adhesión
social al soberano y la creciente descentralización de la administración, que
ha degenerado en la existencia de duplicidades administrativas, que ahora el
gobierno del Partido Popular quiere atajar dándose un margen de ocho meses para
analizar donde se producen y eliminarlas, es decir, se van a gastar dinero en
averiguar donde se gastan dinero de más. Genial, a ver si aciertan.
De todos modos, no iba mal encaminado
Nicolás Maquiavelo.
Luis Fernando Berenguer Sánchez.
28 de octubre de 2012.
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