domingo, 1 de junio de 2014

Gestionar la emoción

Son emociones todas aquellas sensaciones que experimentamos en el momento en que asistimos o presenciamos algún acontecimiento. Surgen de pensamientos contrarios o afines al suceso acontecido y siempre, los pensamientos, nos hacen posicionarnos a un lado o al otro de la situación en cuestión. Independientemente del ámbito en el que surja el pensamiento (política, religión, familia, amigos, deporte, etc.), la emoción sucumbirá al pensamiento dejándonos atrapados en uno de los dos lados. Esto ocurre porque estamos tan sumamente identificados con nuestros pensamientos, que creemos que somos aquello que pensamos. Todo aquello que vemos fuera de nuestra vida no es más que el reflejo de lo que pensamos (bueno, malo, guapo, feo, sincero, malicioso, honrado, prepotente, cínico, bondadoso, etc.). Elevamos así, nuestro pensamiento, a la categoría de verdad. Y no hay verdades absolutas. Existen cosas, personas, situaciones o acontecimientos que son como son, cada uno percibirá una emoción distinta dependiendo del pensamiento que surja o esté arraigado en su mente.

Para alguien que intenta expresar de manera moderada sus emociones, cualquier exceso percibido en la manifestación de una emoción, sea positiva o negativa; de triunfo o de derrota;  de aceptación o rechazo, le llama la atención. Y le llama todavía más la atención, cuando uno o más individuos, consiguen o no alcanzan, formando parte de un colectivo, la derrota o el triunfo. Que tan difícil es guardar las formas en la derrota como en el triunfo.

Si con esta reflexión pretendo poner de manifiesto, que puede que nada sea como pensamos y que seguro que nadie es imprescindible, no voy a caer en el error de juzgar comportamientos que eclipsan tanto el triunfo de un colectivo como la digna derrota de otro. Tan sólo reflexionar sobre ellos. Percibo, que las personas en cuestión, atrapadas inconscientemente dotando a la emoción de juicio y de ego, se aíslan, sin darse cuenta, de una realidad que está muy por encima de nosotros.

Al respecto de las elecciones celebradas el pasado domingo veinticinco de mayo al Parlamento Europeo, me gustaría comentar que no es mi intención analizar los resultados obtenidos en las urnas por cada una de las formaciones políticas que concurrían al evento. De ello ya se han encargado personas mucho más entendidas que yo en cuestiones políticas, entre las que se encuentran apreciados amigos. No quita que tenga opinión sobre ellas pero no es aquí donde he elegido expresarla. Trato de entender la sensación que me produce observar las distintas maneras que tiene la gente de gestionar sus emociones (pensamientos).

Siempre lo mismo, “vencedores o vencidos; conmigo o contra mí; lo mío bueno, lo contrario nefasto”. Yo también sucumbo habitualmente a este grave error. Me intento entrenar últimamente para ser capaz de ver en ti, en cómo y qué piensas, aquello que me haga romper la conexión entre mi persona y mi pensamiento, convencerme de que no soy lo que pienso, simplemente porque puedo elegir pensar en cada momento cosas coherentes y distintas. Me puedo aferrar a uno o a varios pensamientos; o puedo no encadenarme a ninguno de ellos, y descubrir la grandeza que tengo, siendo capaz de comprobar que vosotros sois tanto o más sabios y buenos que yo. Y no busquéis resquicios en los demás para justificaros de nada. Sois y seréis libres, igual que yo.


Luis Fernando Berenguer Sánchez.

1 de junio de 2014.

1 comentario:

  1. El campo de las emociones es demasiado complejo, demasiado amplio, demasiado inexacto a veces....Tampoco deberíamos tener siempre la pretensión de tenerla verdad absoluta...Por un lado, podemos decir la verdad con respeto, por otro, podemos ser generosos y expresarlo con un prudente silencio...

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