Aquí donde me ven, o me leen, un aficionado
futbolero, moderado y colchonero, de los
que no chincha ni escarnía, a quien de niño, D. Santiago Bernabeu, en su visita
a Novelda acompañando a su Real Madrid para jugar un partido amistoso, le firmó
un autógrafo apoyando el papel en la chepa, no da crédito. Quien admiró el
fútbol, la entrega y el señorío de aquel Madrid de las memorables remontadas,
con grandísimos futbolistas como García Cortés, Camacho, Gallego, Maceda,
Butragueño, Michel, Santillana, Sanchís, y a la cabeza de todos, el corazón
indomable de Valdano, que puso en boga aquello del “miedo escénico”,
refiriéndose a la olla a presión que era el Bernabeu en los partidos europeos
con el resultado en contra.
Este mismo que no se perdía ningún partido del
Real Madrid, para fijarse bien fijado, en lo que hacía o dejaba de hacer por la
banda derecha Michel, para luego intentar emularlo, sin conseguirlo, en su
modesto Novelda. Todo se quedó en la teoría, luego en la práctica uno no hacía
más que correr como un descosido y acabar exhausto cada partido.
Aquel Real Madrid, que en boca de mi buen
amigo y entrenador que fue, Sergio, “no tiene desperdicio”, decía. Ese mismo
equipo señor, respetuoso y respetado, con las lógicas rivalidades deportivas,
bien recibido allá donde fuera, y buen anfitrión de sus huéspedes.


Y todas estas añoranzas para qué. Saltemos
un buen trecho en el tiempo y situémonos en la actualidad. Con la misma
objetividad que he relatado lo anterior, encuentro ahora un Real Madrid
desvencijado. En líneas generales, allá donde va, al Madrid se le pita más que
se le aplaude. Un “ego” incomprensible para mí, se he encargado, él solito, de
enterrar y echar cal por encima a todos aquellos valores que caracterizaron a
la entidad blanca. Y pienso sinceramente que hubiera dado igual que
consiguieran algún título. Lo que ha hecho no conseguirlo ha sido acrecentar
esa sensación de rotura y desunión. Las formas, los comentarios egocéntricos
(yo, yo y yo), las decisiones, los comportamientos en general de ese ser tan
orgulloso y prepotente, han hundido la imagen del Real Madrid, señor que otrora
fue, y han desunido a gran parte de su plantilla. Futbolistas ayer
imprescindibles, hoy veían el partido desde la grada o el banquillo. Todos los
entrenadores que consiguen algún objetivo, coinciden en afirmar, al ser
preguntados por el éxito, que éste radica principalmente en la unión del vestuario. El citado no habla mas que de él mismo, y si habla de alguien es para menospreciarlo.
A pesar, como sabéis, de ser fiel
rojiblanco, deseo, para el bien del Madrid y del fútbol español, que salga del
corral blanco ese pollo que lo ha dejado todo perdido. Y ni lo nombro. Y que el
Real Madrid recupere cuanto antes su prestigio y su señorío. Los sensatos
aficionados lo agradecerán, y sobre todo a los niños les vendrá bien. Y antes que se me echen al cuello, que sí,
que en todos sitios cuecen habas, lo que hay que procurar es que no se pasen y
no se deshagan. Y si hay alguien capaz de abstraerse al fanatismo del color, y
de verdad le gusta el fútbol, conseguirá, a pesar de todo y de todos, disfrutar
de tácticas y estrategias como yo disfruto. Aunque parezca que todo está
inventado y que casi siempre se impone el talento, ayer en el partido de la
final de la Copa
del Rey, que disputaron los equipos del Real Madrid y Atlético de Madrid,
descubrí hasta casi una decena de detalles tácticos y estratégicos que guardo
para mi satisfacción. La más importante, el triunfo por supuesto; la más
ingrata, ver a un equipo dividido y sin entrenador. Y conste que el Real Madrid, con la incuestionable calidad que atesoran casi todos sus futbolistas,
tuvo clarísimas ocasiones de gol para haberse llevado el partido.
Luis Fernando Berenguer Sánchez.
18 de mayo de 2013.
Completamente de acuerdo contigo, este personaje no sabe lo que es el respeto, la educación y las buenas maneras. Lamentable que este sea el entrenador de un equipo que siempre ha presumido de señoria. Yo como "Atletico" que soy siento una gran alegria por haberles ganado después de 14 años, pero creo que le hemos hecho un favor a los madridistas. LUIS MIGUEL GUERRERO
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