sábado, 1 de junio de 2013

Incongruencias



Algunos llegan y se van por donde han venido, no sin antes haber dejado su huella y su impronta, y de vez en cuando, sus desvaríos. Unos cuantos son de madera, tarugos vamos, y los hay que hasta da la impresión que su materia prima es de un tipo particular de madera, de la de alcornoque. Otros llegaron para quedarse, justificando el fin con los medios y las formas, haciendo creer que lo hacen por nosotros y reiterando que no para lucrarse.

Generalizo a propósito porque ellos generalizan. Dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y me incluyen a mí. Y dicen también que hay que ser solidarios y apretarse el cinturón. Y obedezco a la fuerza. Contribuyo en la parte que me imponen y de la que no puedo librarme ni queriendo, y de tanto apretarme, la cintura la tengo de avispa, estoy que no quedo, me gustaría que me vieran.

He dejado de desear que nadie me explique nada, porque cuando lo hacen no dicen nada, y si lo dicen, utilizan un tono chulesco y unos argumentos tan disparatados que se asemejan y hacen entendible el contrato de Groucho Marx en lo referente a la parte contratante de la primera parte. No quiero ver más en la pantalla de plasma a responsables, que deciden por mí, dando lecciones de urbanidad, ni mucho menos otorgándose el don de la sabiduría, de la docencia, de la veracidad, y hasta de la prepotencia sin decencia. O eso, o se piensan que somos tontos; o peor, nos consideran tontos. Pues no.

No me diga mas, señora, en que consiste una “indemnización en diferido como tal”. Y tampoco gasten energías en aclararme como unos papeles y unos sobres que antes no existían, que nadie sabe de ellos, que luego son falsos y como última ocurrencia se les da viso de normalidad a cuenta de préstamos, donaciones o cualquier otra justificación, para terminar siendo sobresueldos como compensación por el servicio prestado al partido. Todo decente, vamos. Para mí, nada de lo que dicen es verdad, y lo que me apena es que son conscientes de que cuando hablan, mienten; y si no, se traicionan o se encubren.

Y de momento sigue sin pasar nada. Unos llegan y se van, mientras que otros se quedan. Dicen los optimistas que el peso de la ley caerá sobre todo aquél que metió la mano en la caja de todos o la de ellos, o que se aprovechó del cargo en beneficio propio, o que defraudó dinero que nunca existió mas que en unos apuntes hechos a mano. O que cogió el dinero sin siquiera llegar a la caja ni a los papeles y los metió en un maletín camino de Suiza. O que se fue de viaje o le montaron fiestas. No se le ocurra a usted hacer nada parecido porque lo trincan en menos que canta un gallo, y ya pueden ustedes cultivar dinero en macetas que no serán capaces de recolectar dos millones y medio de euros en menos de veinticuatro horas, como ha hecho un prestigioso “bankiero”. Y aunque los pillen con “el carrito del helao”, se afanarán en hacer creer que lo que empujan ni es un carrito ni lleva “helao”.

Hay colmos que encumbran la desfachatez y la incongruencia. Acabo de recibir una buena noticia. El Ministerio de Economía y Hacienda me acaba de notificar, mediante borrador de la Declaración de la Renta, que la misma me sale positiva, es decir, a pagar veintiocho euros. Sumados a unos pocos miles de los que se fueron apropiando mes a mes durante el pasado año a través de la nómina, suman una nada desdeñable cantidad. ¿Dónde está la buena noticia? Muy sencillo. En los párrafos siguientes de la notificación me comunican que me perdonan esos euritos de nada, porque como no llego al mínimo obligatorio de renta para presentar la declaración, que si no la presento, no los pago. Al mismo tiempo el Ministerio de Educación le comunica a mi hija, en último año de carrera, que le deniegan la beca porque los ingresos de sus padres superan el umbral mínimo para la concesión de la ayuda. ¿En qué quedamos, para unas cosas gano poco y para otras mucho? ¡Aclárense! Y no sólo eso, la subida de las tasas universitarias este último año ha sido absolutamente escandalosa.

Lo último es que acabo de oir hablar de “desindexación” de las pensiones, y de contratos no sujetos a convenio, y de más IVA, y de Bruselas dice…, y que la OCDE prevee…; y mientras tanto, el ente inane que tenemos por presidente, a dejarlas pasar, como aquellos “hilillos de plastelina”, ¿recuerdan? No se apuren, mayo ha acabado y ya tienen mis ingresos a cuenta del IRPF. Y sigo sin ver hecha realidad ninguna reforma “recortadora” que les afecte a ustedes. Tranquilos, todavía les quedan dos años y pico para no hacer nada que pueda reactivar el consumo y animar a las empresas a emprender y contratar.

¡RESISTIRÉ! (Si me dejan).




Luis Fernando Berenguer Sánchez.
31  de mayo de 2013.

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