Llora
el día
aún
sin despuntar el alba,
estridente
y descontrolado
del
repique de campanas,
irrumpe
por rendijas
de
puertas y ventanas,
despertando
a los dormidos
y
anunciando a los despiertos,
que
nuestra patrona,
Santa
María Magdalena,
otro
primer lunes de agosto
regresa a su morada.
Luis Fernando Berenguer Sánchez.
16 de agosto de 2007.
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