No entiendo nada, oiga. Está pasando todo
como sin pasar, pero pasa. Al contrario que un buen amigo, también aficionado a
las letras, me da a mí que esta vez sí que estamos anestesiados, pero no con la
epidural, que nos mantiene conscientes, no, no; con anestesia general, y con el
anestesista a pie de cama no vaya a ser que abramos un ojo y nos de por
enterarnos de algo de lo que hacen, como sin hacer. ¿Saben que la edad de
jubilación está fijada en los sesenta y siete años?, lo digo porque esto ha
pasado aunque no haya afectado a nadie todavía, pero ha pasado.
Lo último, el “rescate”. Que dice De
Guindos que no es rescate. Pero sólo para el treinta por ciento de la banca,
pero no dice ni que banca ni cuánto para cada banco. ¿En qué quedamos? ¿No
gozaba la banca española de una salud de hierro? Pues parece ser que no. Y como
no soy ningún experto en materia económica, ni me entero cuando escucho hablar
a los que llaman técnicos, pues que no entiendo nada, oiga. ¿Dónde está la
pasta?
Se me parece todo a un teatro ambulante y
callejero de falso guiñol, en el que los muñecos no son de trapo y cartón o madera, son de carne y hueso, humanos.
Tampoco les mete la mano nadie por debajo, recorriéndole las entrañas hasta
guiar cabeza y brazos con los dedos de la mano. Ni una distorsionada voz pone
en boca del muñeco (marioneta), frase alguna con las que nos entretienen. La
voz es propia, otra cosa es que el muñeco diga lo que quiere decir o lo que le
han dicho que diga.
Da igual, en un caso o en otro, en las
primeras horas aflora la lógica reacción de indignación casi general, porque
hay quién sigue defendiendo lo propio con los ojos cerrados. Proliferan los
comentarios en foros acotados de internet en el que participan personas de
diferentes ideologías, o pensamientos, que ya tampoco tengo claro lo de las
ideologías, como me hizo ver otro buen amigo empresario y escritor, mucho más
avezado que yo en política y en la ciencia de la vida. Se comenta la cosa con
los amigos o familiares y concluimos casi todos en dar con los responsables en
la cárcel previa devolución del dinero mal gastado o mal gestionado, e incluso de
las aberrantes indemnizaciones recibidas por el cese en la acción de las
tropelías. Digo yo que todo teatro tiene que tener un director y unos actores.
Algunos opinan, y parece que están en lo cierto, que el director, a esas horas
estaba haciendo la maleta para irse a Polonia a ver jugar a la selección
española, mientras el muñeco de turno, actor, ministro, abandonado a su suerte
en el escenario, anunciaba el no rescate
a la banca española.
Hoy domingo, 10 de junio de 2012, todos los
periódicos rebosan artículos de opinión criticando a los ajenos, loando a los
propios, o ni siquiera eso, dando palos de ciego a todo el que mueve la boca
para decir algo, da igual lo que diga, se le da y punto. Pero no queda ahí la
cosa, es que al mediodía también juega Rafa Nadal una final más de Roland
Garros, en busca de su séptimo título del torneo parisino. Sin solución de
continuidad, sin finalizar el partido de tenis, comenzará el partido de la Eurocopa en el que
debutará nuestra selección (¡Ahí sí que somos buenos, puede que no haga falta
que nadie nos rescate!). Pero no se muevan del sillón, que llega Fernando
Alonso, líder provisional del Mundial de Automovilismo, con su Ferrari,
partiendo desde la tercera plaza en la línea de salida en el Gran Premio de
Canadá de Formula 1.
Aficionados a cualquiera de estas cosas, a
todas o a ninguna, dedicaremos el domingo a disfrutar cada cual a su manera.
No me digan que no es un guión perfecto. A
las 19:30 horas de un sábado, sale en rueda de prensa el ministro de economía,
después de una reunión en videoconferencia del grupo monetario de la Unión (europea), comunica
algo que ya se había acordado de antemano, lo dice sin concretar y desaparece
de escena, creo que sin haber acabado el acto. Sólo los más inquietos se hacen
eco al instante de la noticia, y la comentan, y otros les responden y algunos
preguntan; pero poca cosa, no se crean que arde Troya. Los telediarios de la
noche ya hablan de la posible gesta de Nadal, el primero en poder lograr siete
victorias en Paris, del debut de la selección española, de Fernando Alonso. No
me digan que esto no es una anestesia general.
Lo dicho, ya casi va a empezar Nadal,
comenzará España sin haber acabado el partido de tenis y acto seguido, sin
tiempo siquiera de ir a orinar, la
Formula 1. Y el que no, en la playa, o con los amigos o con
la familia, y mañana a trabajar quién tenga trabajo y a buscarse la vida el
resto.
Señores, la función sigue, estén atentos y
no se pierdan ningún acto, les guste o no, la función digo, aunque no hayan
sacado entrada, no teman, aquí sí, sin anestesia alguna, se la van a cobrar de
tribuna.
Luis Fernando Berenguer Sánchez.
10 de junio de 2012.